¡HOLA!
Así es, ahora les traigo por aquí este libro que sale hasta abril, pero que pinta para ser uno muy bueno. Angie McKeon hace su debut en la literatura New Adult con esto. Y la verdad es que ya estoy deseando leerlo. ¿Y tú?
Te dejo la sinopsis y el prologo para que juzgues por ti misma.
Nuestras vidas destrozadas ... Nuestros corazones rotos ... Nuestras almas despedazadas ...
Él era mi mundo, mi vida entera. Mi razón para respirar. Yo tenía un matrimonio perfecto, un bebé en camino, y me sentía satisfecha, casi invencible.
Hasta que un día la vida me golpeo y me dejó rota, vulnerable, y sola.
Ella era mi vida. Mi rayo de esperanza en el día más nublado. Con ella, pensé que tenía la máxima seguridad. Un amor que nunca me haría daño o me traicionaría. Le di mi corazón, mi cuerpo y mi alma.
Hasta que me rompió, destruyendo todos los sueños y la ilusión que tenía sobre la vida, el amor y el matrimonio.
En nuestro pesar, hemos cometido un error. Un error del que no estoy seguro de que podamos volver.
Prólogo
Tengo mucho frío. Es la clase de frío que se filtra en mis huesos y me hace sentir como si fuera a morir. Mi cuerpo se estremece por las drogas y el terror que cursan a través de mis venas.
¿Por qué me está pasando esto a mí?
¿Qué hice para merecer esto?
¡Por favor, Dios mío! No puedo soportarlo.
Abro la boca para gritar, llorar, para hacer algo, pero no sale nada. Estoy al tanto de los médicos y enfermeras que me rodean. Han colocado a Kayla en mi pecho. Ella esta caliente sobre mi cuerpo, pero no se mueve.
Ella está postrada allí. . . sin vida.
Estoy en un estado de incredulidad mientras las lágrimas se deslizan por mi cara. Mi mundo se hace pedazos cuando miro a mi preciosa niña. Ella es todo lo que siempre he querido, siempre he soñado.
Poco a poco, corro mis dedos sobre sus labios delicados, son tan suaves y pequeños. Un recordatorio inmediato de los labios de Cooper. Él no tiene labios carnosos y sensuales como los míos, tan pequeños que casi desaparecen cuando sonríe. Mientras corro las puntas de mis dedos por las mejillas hinchadas y los ojos cerrados, trato de memorizar cada detalle de su rostro delicado. Ella es tan hermosa que me quita el aliento. Su cabello me recuerda al caramelo, es de color marrón claro y sedoso al tacto. Se parece al mio cuando era un bebé. Su rostro es pacífico, y por un solo momento, estoy tan agradecida de que no este sufriendo.
Este es un momento con el que siempre soñare. La amo al instante, y quiero tenerla para siempre. Para respirarla en mi. Para no dejarla ir. La comprensión de que nunca voy a tener a mi bebé preciosa de nuevo se hunde, y yo siento un nudo en el estómago de como el dolor rasga a través de mí. Nunca voy a verla sonreír, reír, rodar o dar sus primeros pasos. Voy a perderlo todo.
¿Cómo podré superar esto?
¿Puedo dejar atrás esto?
El dolor me consume, mis sollozos se vuelven brutales. Me siento como si estuviera muriendo. Al igual que mi corazón está ardiendo y girando a la ceniza. Nunca volveré a ser la misma otra vez.
La recojo y la acuno contra mi cuerpo, con ganas de sentir su piel contra la mía. Se siente tan calientita, suave y lisa, como el terciopelo. Cuando la acurruco con mis brazos, mis lágrimas gotean sobre su cabeza perfecta. Siento una imperiosa necesidad de solucionar este problema, para traerla de vuelta. No quiero perder a mi bebé dulce. Todo en mi cuerpo, mi alma está gritando para traerla de vuelta.
Desesperadamente busco los ojos verdes de Cooper, vamos a solucionar este problema, Todo será mejor, él me ayudara. La ayudara. Siempre ha sido mi roca, mi pegamento, la persona que hace todo mejor. Pero todo lo que veo en sus ojos es la tristeza, la desesperación y la impotencia que, yo sé, lo está matando al igual que a mí. Frota su grande mano sobre su pequeña cabeza. Se ve como si estuviera siendo torturado. Los sollozos llenan su cuerpo mientras me envuelve sus brazos, a mi y a nuestro precioso paquete que solía subir con nosotros a la cama. Me siento colapsar contra su pecho mientras que sollozamos nuestra perdida.
No hay nada que podamos hacer.
Este es el final de un sueño roto.
Nuestros espíritus están muriendo lentamente, y no estoy segura de que vayamos a ser capaces de sanar.
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